
Lo llamaba mala racha, pero según sigue pasando el tiempo lo llamo reconciliación íntima... donde el pudor, las dudas, los miedos, la inseguridad y el amor propio, poco tienen que ver con los demás, es más una cuestión personal, una cita conmigo misma y en donde los trucos y las trampas no sirven de nada, ya que examinarse a uno mismo sin tretas es aniquilador... pero ayuda a recomponer los fragmentos y cimentar con fuerza esos pedazos sueltos... volviendo a reconstruir una autoestima sana.
Hoy, ese silencio me retumba dentro y me apetece salir...ver, sentir, y volver a compartir-me.