jueves, 22 de octubre de 2015

Media vida, yo…

Con el tiempo he aprendido que la vida merece la pena ser vivida. El cómo la quieras vivir es otra historia. Yo he decidido estar, sentir cada minuto del día como si fuera un regalo. No quiero seguir perdiendo el tiempo queriendo ser quien no soy; no quiero tampoco imponer reglas, juzgar, encasillar ni proyectar mis frustraciones en los demás. 




Vivo contagiada de la frescura inocente de mis hijos, de sus cálidas risas, de sus contundentes caricias. Me fascina esa mirada al mundo, a la vida, tan serena e impetuosa a la vez…

Vivo enamorada del amor, amando con la sutil locura de un amor sereno, sentido y profundo que acaricia el alma y estremece el cuerpo.



Por eso, ahora pienso lo que digo, sin tener ya la necesidad de decir todo lo que pienso.  Simplemente observo y escucho, tratando de descubrir el maravilloso sentido de todo lo que ocurre a mi alrededor, fluyendo con la vida…




Ahora sé que no siempre existirá un mañana…por eso, cuando me siento derrotada y frustrada pienso que, tal vez, no voy a tener otra oportunidad; entonces,  me recompongo, miro al cielo y decido encarar la adversidad que huye, casi siempre, ante mi sonrisa.







Media vida, yo…y todavía aprendiendo a vivir. Medio trozo de vida latente, esperando ser mientras sueña…
Ana Santana Arocha